Facultades Espirituales

La gratitud es una poderosa energía que reviste con su poder y fulgor aquello que se agradece.
Gracias Padre por la vida y el amor que otorgas a tus hijos y a toda tu creación, dispensando por doquier tu gracia y misericordia infinita.

Es el poder del amor que pueden vivenciar y fortalecer en cada uno, a través de la gratitud pues ella colma los corazones con empatía, con compasión. Tiene el poder transformador, el germen de la perfección con que la Divinidad dota al bien, a diferencia del mal que lleva el germen de la autodestrucción en sí mismo.

Su crecimiento y evolución les lleva por el dorado camino de la sabiduría, accediendo a facultades y dones que se manifiestan paso a paso, de acuerdo al nivel de consciencia de cada uno y que expande su luz y comprensión del mundo que los rodea.

La serpentina energía sube por su columna en pulsos acompasados, generando el despertar de facultades.
Estas facultades requieren de claridad, del discernimiento para su empleo, en el servicio desinteresado y anónimo. Pues como todo entrenamiento espiritual requiere de persistencia y desapego para dar frutos de Luz y Amor.

Estas destrezas se refieren a la clarividencia, como expresión de la voz interna. No se trata de adivinación o lectura del futuro, pues el futuro no existe, solo el eterno presente que es hoy.

La clarividencia permite la omnicomprensión, el discernimiento de la verdad oculta en las apariencias, pues también el ego interfiere con sus alegorías muchas veces, obnubilando la conciencia y alejándolos de la verdad.

La humildad y el amor son los escudos que le permiten discernir. También es necesario darle el mando a Yo Soy en todo instante, es quien les guía y protege, y les mostrará la verdad o el error.
Las facultades espirituales son una gracia del Padre, pues nos hizo a su imagen y semejanza, honor sublime ser sus hijos bien amados y sostenidos en su luz.

Cada uno en el tiempo perfecto del Uno desarrollará dichas facultades en beneficio de sus hermanos.
Trabajen en el silencio para bloquear las intromisiones del ego inferior, que quiere lucirse, usufructuar, o apropiarse de los frutos que pertenecen a Yo Soy.

Estén alertas, los ejercicios espirituales y la meditación les afianza a vivir con la conciencia lúcida y despierta, para avanzar en su sendero dorado de sabiduría.